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¿Por qué? Con lo felices que éramos en el horario de verano, teniendo un montón de horas de luz para aprovechar y hacer planes, disfrutar del sol, ir a pasear… ¿por qué ha tenido que llegar el cambio de hora? Los días son más cortos y ya no me da tiempo a hacer todo lo que quiero hacer en un mismo día, ¡qué tristeza y qué pereza!

El cambio de hora no se planifica a nivel nacional para fastidiarnos (no somos tan importantes). Este hecho puede afectar a nuestro organismo, y no sólo a nuestra organización. Y como saber es poder, vamos a analizar todos estos factores, y ver qué podemos hacer para adaptarnos de manera adecuada.

 

Cambios en el organismo

Se han llevado a cabo numerosos estudios para analizar cómo afecta el cambio de hora a nuestro comportamiento y a nuestro cuerpo. Tenemos que pensar que todo cambio brusco en nuestra rutina diaria tiene consecuencias… ¿cómo no iba a tenerlo el cambiar la hora de nuestra vida? Nos regimos por un horario para comer, dormir, ir al gimnasio, estudiar, e incluso relajarnos. Si un día en lugar de almorzar a las 14:00, almuerzas a las 15:00… notarás que tu cuerpo se vuelve más pesado y que puedes llegar a ponerte de mal humor.

Uno de los efectos más notables es la alteración en la secreción de la melatonina, que es una hormona que nos ayuda a regular el sueño en relación a la luz del sol. De esta forma, a mayor cantidad de luz, se produce menos melatonina, por lo que las ganas de dormir llegan también más tarde. Aunque el horario en el que se aprovechan las horas de luz cambie, nuestro día a día sigue siendo el mismo. Si entramos a trabajar a las 08:00, el cambio de hora no le va a decir a la empresa que tenga piedad y nos deje entrar una hora más tarde. ¡Nanai de la china! Por este motivo, nos sentimos cansados e irritables en el período de adaptación de nuestro cuerpo. Estamos refunfuñando por dentro ante el cambio.

 

¿A quién afecta más?

Aunque a todos nos afecte el cambio horario, los colectivos a los que más notaremos sus efectos son las personas mayores y a las menores de edad. ¿Por qué sucede esto? Porque su organismo es más sensible a los cambios hormonales. Esto no significa que haya que esperar al próximo cambio horario para que se recuperen (tranquilidad, padres y madres). Nuestro cuerpo es muy sabio, y logrará recomponerse muy rápido, en menos de una semana ya todos nos habremos adaptado.

¡Ojo! Existen personas a las que no les afecta para nada este tipo de cambios. Simplemente, cambian de hora los relojes, están atentas a los despertadores y si te he visto no me acuerdo. Algunos les llaman “superhumanos”…

 

El sol… ¿amigo o enemigo?

Si tanto nos afectan los cambios de hora en función de las horas de luz solar… ¿el sol es nuestro amigo o nuestro enemigo? Pensemos en él como una relación de amistad. No siempre nuestras amistades podrán quedar a la misma hora o el mismo día de la semana, y nos adaptamos porque queremos verle. Pues lo mismo pasa con la luz natural. Para poder aprovecharla al máximo, ajustaremos nuestros horarios lo mejor posible.

¿Te lo habías planteado de esa manera?

 

Recomendaciones para adaptarnos mejor al cambio de hora

Para que el período de adaptación sea lo más corto posible y que el cambio de hora no nos provoque ganas de matar a quien lo inventó, existen algunas recomendaciones que podemos probar. Además, estos consejos vienen bien para la salud en general, así que no se pierde nada intentándolo.

En primer lugar, realizar algo de deporte o ejercicio físico, aunque sea de forma suave, para ayudar al cuerpo a quemar energía. Otra de las recomendaciones es no perder el hábito de almorzar al horario que hacemos normalmente, para que nuestro organismo se vaya autorregulando. Y por supuesto, evitar el alcohol, la cafeína, o cualquier otro estimulante. Aunque tengamos la tentación, ante ese cansancio que nos debilita y nos hace arrastrar un peso que no nos pertenece, vamos a intentar no tomar café, o reducir la cantidad.