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¿Cuántas dietas milagro hemos visto anunciadas por los diferentes medios de comunicación? ¿Cuántas nos han prometido que consigamos nuestros objetivos nutricionales y después no es así? La salud del ser humano está relacionada con su nutrición, y aunque existen unos parámetros generales que nos pueden venir bien a la mayoría de la población, lo primero que debemos hacer antes de seguir un plan nutricional es conocer nuestro cuerpo y sus necesidades particulares. A todo el mundo no le sienta de la misma manera comer legumbres la misma cantidad a la semana, o la leche, o la carne… Por lo que, antes de apostar por una dieta, tendremos que hacer un examen de nuestro organismo.

 

¿Cómo se relacionan la salud y la nutrición?

La nutrición desempeña un papel fundamental en la salud en todos los aspectos de la vida. Una alimentación adecuada es un pilar básico para mantener y mejorar la salud. La nutrición, como su propio nombre indica, proporciona los nutrientes esenciales al cuerpo para que este funcione de manera correcta, como pueden ser carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales. Por otra parte, una buena nutrición influye en nuestra cantidad de energía para poder llevar a cabo las tareas diarias. Los carbohidratos y las grasas (sí, las grasas también) son fuentes de energía primarias, y si mantenemos una dieta equilibrada podremos garantizar que el organismo posea la suficiente energía como la funcionar de forma adecuada.

La salud y la nutrición juegan un papel fundamental en la prevención de enfermedades, por ejemplo, si nuestra dieta es rica en frutas y verduras podremos reducir el riesgo de padecer ciertas enfermedades cardiovasculares. Por el contrario, si nos excedemos en el consumo de grasas saturadas y azúcares refinados, podremos aumentar el riesgo de sufrir obesidad e incluso diabetes. El sobrepeso se relaciona con la presión arterial alta, unos niveles de colesterol alto y enfermedades de la vesícula. Aunque esto no ocurra en todos los casos, sí que existe un alto porcentaje de personas con sobrepeso que las padecen, por lo que debemos tenerlo en cuenta.

Como ves, es importante conocer las necesidades del organismo, los macronutrientes y micronutrientes, así como las consecuencias que puede tener en la salud tanto su exceso como su carencia, adaptando así nuestra alimentación.

 

¿Cómo incluye la alimentación en nuestro sistema inmunológico?

Una nutrición adecuada es esencial para mantener un sistema inmunológico fuerte. Los nutrientes, como las vitaminas y los minerales, son primordiales en la respuesta inmunológica del cuerpo y su capacidad para combatir infecciones y enfermedades. Algunos nutrientes clave incluyen la vitamina C, la vitamina D, el zinc, el hierro… Asimismo, los antioxidantes presentes en frutas, verduras y frutos secos, ayudan a proteger las células del cuerpo contra posibles daños causados por radicales libres, y también previenen el envejecimiento prematuro.

Los alimentos que contienen probióticos, como el yogurt, y prebióticos, como la fibra, pueden mejorar la salud de la microbiota intestinal. Además, la ingesta adecuada de calcio y vitamina D en la dieta es super necesaria para el mantenimiento de huesos fuertes y la prevención de enfermedades óseas como la osteoporosis. Y, por supuesto, mantenerse bien hidratado es esencial para el sistema inmunológico, ya que el agua ayuda a transportar nutrientes a las células y a eliminar toxinas del cuerpo.

Es importante destacar que la alimentación es solo uno de los factores que influyen en la salud de nuestro sistema inmunológico. Un descanso adecuado, la actividad física, la gestión del estrés y otros factores del estilo de vida también son cruciales en el fortalecimiento del sistema inmunológico. Una dieta equilibrada acompañada de un estilo de vida saludable es la mejor manera de mantener un sistema inmunológico fuerte y resistente.

 

¿Y qué pasa con nuestra salud mental?

Existe una creciente evidencia de que la nutrición puede tener un impacto en la salud mental. Una dieta equilibrada puede influir en el bienestar emocional y en la prevención de ciertos trastornos como la depresión. Los nutrientes que obtenemos de los alimentos son esenciales para la producción de neurotransmisores, que son sustancias químicas que transmiten señales en el cerebro. Por ejemplo, el triptófano, un aminoácido que se encuentra en ciertos alimentos, es necesario para la síntesis de la serotonina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo.

El consumo excesivo de azúcares y carbohidratos refinados puede provocar fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre y energía, y con ello, provocar cambios bruscos en el estado de ánimo, como irritabilidad y fatiga, así como contribuir a ciertos problemas de salud mental. Como dato curioso, algunos estudios han demostrado que los omega-3 son beneficiosos en el tratamiento y prevención de trastornos del estado de ánimo, como la depresión.

Una alimentación saludable a lo largo de la vida puede contribuir a una mayor longevidad y a una mejor calidad de vida en general. Una dieta equilibrada puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades crónicas y mantener la vitalidad a medida que envejecemos.