A día de hoy organizamos gran parte de nuestra vida en torno a las vacaciones. Las nuestras propias, las de nuestra pareja o las de nuestros hijos. Incluso en base a las de nuestros padres y hermanas. ¿Cuándo surgió la importancia de este período de nuestra existencia? ¿Es igual en todas las regiones del mundo? Durante este tiempo, muchísimas personas optan por desplazarse a lugares más cálidos, movidos por el turismo de sol y playa. Otras, sin embargo, prefieren los espacios de montaña, el frío, una chimenea, la nieve y la lluvia. Y otras buscan conocer ciudades y pueblos lejanos, nuevas culturas que les impresionen y les ayuden a abrir su mente. Además, frecuentemente nos quedamos con ganas de más.
Origen de las vacaciones: ¿quiénes fueron los primeros?
Se considera que la cultura griega fue una de las primeras en resaltar la importancia de períodos de descanso laboral. Su objetivo era que, tras ese descanso, las personas trabajadoras fuesen más eficientes, tanto laboral como intelectualmente. No obstante, en Roma fue donde se comenzó a poner en práctica con el concepto que conocemos actualmente. Era un lujo que sólo las familias mejor posicionadas.
Como dato curioso, en la época del Imperio Romano, uno de los destinos favoritos era España, a donde acudían para descansar y disfrutar del clima.
¿Qué pasó tras la caída del Imperio Romano? Durante la Edad Media, se transformó totalmente la visión de las vacaciones y la idea relacionada con ellas. Con la Iglesia demostrando su poder, se transmitió que las vacaciones se relacionaban con el pecado y la lujuria, por lo que cada vez se practicaba menos. Y aunque la cultura católica predica que el domingo es el día de descanso, ni siquiera por aquel entonces se practicaba. Las personas debían trabajar y responsabilizarse de la familia, sin dejarse llevar por la “holgazanería”.
¿Cuándo cambió el concepto de las vacaciones?
A medida que fueron pasando los siglos, se inició la moda de viajar, especialmente entre los aristócratas y las clases más altas, donde se recorría el mundo en busca de aventura o fortuna, y a veces descanso. A partir de la Revolución Industrial todo esto cambió. Con la incorporación de ciertos derechos laborales, las personas trabajadoras pudieron acceder a ese privilegio. No sólo se consiguió establecer un horario, que determinaba que la jornada laboral tendría una duración de entre 10 a 16 horas diarias, durante seis días a la semana. Ya se tenía un día libre para el descanso, por algo había que empezar.
Por otra parte, la clase medio pudo acceder a la posibilidad de viajar, gracias a la implantación de precios más asequibles en el ferrocarril. Sin embargo, este tipo de desplazamientos se relacionaban más con el comercio que con el ocio, aunque las familias pudiesen aprovecharlos para realizar ambas acciones.
Las vacaciones durante el siglo XX
A inicios del siglo XX, algunas de las potencias europeas decidieron utilizar las vacaciones para premiar algunos de sus trabajadores, sobre todo a aquellos que estuviesen de acuerdo con sus ideales políticos. Es el caso de países como Alemania y Rusia.
Pero si hay que hablar de un país, que sea de Francia, que en lo que a las vacaciones se refiere, fue todo un pionero. En 1936 se legalizó la jornada laboral de 40 horas semanales y las vacaciones se pagaban. Aunque al principio se ofrecían dos semanas de vacaciones al año, en 1968 se incrementó esta cifra a cuatro semanas. Al ver la buena aceptación y las ventajas que suponía no sólo para la población, sino para las empresas, no tardaron en sumarse a este movimiento otros países europeos. Los primeros en hacerlo fueron los del norte de Europa, extendiéndose rápidamente por el resto. El crecimiento del turismo en los años 50 no hizo más que asentar la cultura de las vacaciones.
Las vacaciones en la actualidad
Según el conocido Estatuto de los Trabajadores, se ha estipulado que la duración de las vacaciones anuales nunca será inferior a treinta días naturales. Esto podrá ser mejorado en los convenios colectivos de cada sector o en los contratos que se realicen de manera individual. Las vacaciones anuales son retribuidas y no podrán sustituirse por una compensación económica. Además, el período de disfrute de las vacaciones deberá fijarse de mutuo acuerdo entre la persona trabajadora y la empresa.
Algunos de los meses más solicitados para las vacaciones son los meses de verano, para disfrutar del buen tiempo y de la familia, y Navidades. Julio y Agosto, al ser los meses más calurosos, son los más reclamados para el turismo de sol y playa. No obstante, estos meses también se suelen pedir para cuidar de los más pequeños, ya que los colegios y muchas guarderías cierran. La Navidad también es un período solicitado, relacionado con las reuniones familiares y el descanso en la nieve. ¿Cuál es tu preferido? ¡Es el momento de organizar las vacaciones del año!