Seleccionar página

Los conflictos son inherentes al ser humano. Algunas personas lo justifican como la necesidad de tener situaciones negativas para apreciar las situaciones positivas. Sin embargo, es todo mucho más simple. Al poseer diferentes gustos, intereses, opiniones y creencias, es lógico que no siempre podamos estar de acuerdo. Un conflicto no siempre desemboca en un problema grave. No todos los conflictos son dolorosos.

 

¿Qué es un conflicto?

Un conflicto se puede definir como un desacuerdo u oposición entre diferentes personas o cosas. Esta descripción no hace alusión a agresiones, gritos, o situaciones vertiginosas. Cierto es que normalmente atribuimos esta palabra a momentos de tensión y de nerviosismo. Simplemente, se trata de un desajuste a la hora de tomar una decisión.

Es lógico que en momentos de conflictos se genere una sensación de malestar y las personas implicadas quieran zanjarlo rápidamente. No obstante, cada proceso tiene su tiempo, y no por acelerarlo se van a conseguir mejores resultados. El tratar de ocultar un conflicto, o restarle importancia, puede provocar un engrandecimiento del mismo.

 

¿Cómo puedo resolverlo?

No existe una única manera de resolver conflictos, ¡ojalá fuese así! Al igual que existen diferentes opiniones, gustos e intereses capaces de generar situaciones incómodas, también la fórmula para superarlos variará. No sólo depende de la gravedad, sino de las personas, empresas u objetos implicados, del contexto, o del plazo en el que se deba encontrar una alternativa.

La vía judicial es una de las formas más extremas para resolver un conflicto, pero no siempre es la más eficaz. Uno de los factores más característicos de este medio es la lentitud del proceso y el gran coste que representa para las partes. Entonces… ¿qué podemos hacer?

 

Vías de resolución de conflictos

¿Y cómo podemos avanzar hacia la resolución de conflictos? Los modos en los que se puede actuar se pueden resumir en los siguientes:

  • Uso (o abuso) del poder. Es el caso en el que una de las partes implicadas, hace uso de su autoridad o posición para poner fin al conflicto, decidiendo unilateralmente cómo finalizarlo. Como se puede imaginar, el conflicto no se resuelve, sino que la parte “vencida” cede ante la lucha, ya que se le ha impuesto una solución. Esto puede tener consecuencias negativas.
  • Por medio de un juicio. Como hemos comentado, a veces es necesario que el poder judicial forme parte del proceso de resolución de conflictos, aunque puede ser largo y costoso. Se basa en la aplicación de las leyes y normativa vigente, mediante hechos que deben ser demostrados.
  • El arbitraje. Se parece mucho al sistema que se utiliza en los juicios, ya que una tercera persona externa al conflicto es la que trata de resolverlo, basándose en criterios objetivos, apoyándose en la Ley. Aunque los juicios tienen como persona externa al juez o jueza, en este caso se trata de un árbitro o árbitra. Su designación debe ser consensuada por las partes, así como sus costes.
  • La mediación. Es uno de los métodos que más crecimiento ha tenido en los últimos años, quizás porque el propio término suaviza el grado de dificultad que parece tener. De hecho, en España se ha creado la Ley de Mediación en Asuntos Civiles y Mercantiles, para tratar de organizar la manera en la que se llega a un acuerdo.
  • La negociación. Este tipo de relación no sólo sirve para hacer negocios, sino también para resolver conflictos, donde las partes tratan de encontrar una solución al conflicto por sí mismas, sin contar con terceras personas.

 

Y como no toda la vida es de color de rosas, hay que admitir que otra de las maneras de resolver un conflicto es huyendo de él. Realmente, el conflicto no se resuelve, sino que una de las partes involucradas decide rendirse o darse por vencida con tal de no alargar el proceso. Por lo tanto, esta tampoco es una vía muy beneficiosa (aunque puede ser eficaz a corto plazo).

 

En conclusión, es cuestión de buscar la alternativa que mejor le venga a las partes y al conflicto en sí, ya que cada situación es diferente. No existe una vía que pueda resolver todos los conflictos de manera eficaz. Lo primordial es afrontar el conflicto y superarlo, buscando el consenso y una solución en la que ambas partes puedan sentirse satisfechas, aunque sea en parte.